1.- Falta de Valores: Lo cierto es que a pesar de todo esto, aún y así existe una tendencia social a no invertir en este tipo de activos personales (persiste la forma de pensar del siglo pasado). Es aquí cuando resaltan los valores transmitidos en el seno de la familia, como motor del éxito de muchos profesionales. La tenacidad, el sacrificio, la responsabilidad, son valores que se enseñan en el núcleo familiar y que contribuyen a cimentar y consolidar nuestro paso por las diferentes escuelas de la vida.
2.- Falta de orientación y planificación profesional: Cuando se habla de invertir en Capital Humano, se hace referencia de forma implícita a la utilización de ese conocimiento, hacía un fin productivo o rentable. Qué sentido tiene formarse (invertir en formación) como piloto de naves espaciales, médico ó biólogo, si al final nos vamos a dedicar profesionalmente a vender móviles. Esto además se hace más evidente entre los 30 y 40 años, cuando llega la crisis existencial más importante, donde nos preguntamos ¿Qué hacemos en nuestra vida? Suele coincidir cuando posiblemente hemos llegado a lo más alto que podíamos llegar, y no estamos satisfechos con lo que hacemos. Contribuye de manera significativa, cuando nos encontramos con un viejo amigo o compañero de estudios, y nos cuenta con entusiasmo lo que hace.
http://winred.com/management/capital-humano-v2-0/gmx-niv116-con6724.htm
El siguiente vídeo hace referencia a como afecta la carencia de valores:
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